Durante las últimas semanas por el coronavirus, Zoom se ha posicionado como la app predilecta de los usuarios a la hora de mantenerse en contacto con distintos grupos
Sin embargo y lejos de traducirse en buenas noticias, parece estar generando problemas al servicio de videollamadas, ya que desde este auge, se han descubierto fallas en sus políticas de privacidad.
Como el código de reuniones de Zoom es solo de 10 dígitos, solo basta con intentar alguna combnación y aparecer en cualquier reunión.
Esto ha dado lugar a un fenómeno conocido como “Zoombombing”, en el que una o varias personas se cuelan en conferencias para las que no tienen invitación y llenan el chat con imágenes pornográficas o temática nazi.
Hay una solución sencilla al problema que consiste en añadir una contraseña para entrar en al reunión, pero no todos los organizadores la activan.
Además, varios de los problemas de seguridad han comenzado a aflorar y no todos tienen una solución fácil.
El primero es uno de los más preocupantes: asegura que todas sus llamadas están cifradas punto a punto pero es sólo parcialmente cierto. Aunque los chats de la conversación sí se cifran entre participantes, el cifrado de las videollamadas no es tan seguro: está cifrado, pero la compañía puede acceder a ellas.
También ha admitido que un descuido en el diseño de la aplicación permitía a Facebook conocer datos privados de los usuarios.
La aplicación ofrecía la opción de identificarse a través de una cuenta de la red social, una opción común en muchas aplicaciones que facilita el ingreso de nuevos usuarios, pero que permite a la red social recopilar más datos de la actividad del usuario.
El problema de Zoom es que incluso cuando los usuarios no se identificaban usando esta función, parte de los datos podía acabar en manos de Facebook. La compañía ha corregido este fallo, pero varios usuarios afectados han comenzado una demanda colectiva contra la compañía.